lunes, 9 de abril de 2012

SUSPIRO

Diego, estoy sola, diego ya no estoy sola: Frida Kahlo (Poniatowska, Elena "LAS SIETE CABRITAS")

Yuritzi Carlos Landa



Lo único que me queda es pensar: ¿quién soy en realidad? ¿Realmente disfruto lo que tengo, lo soy, lo que quiero llegar a ser? Es fácil llegar a complicarse la vida con reclamos personales, con culpas ajenas, es fácil tener sueños y después olvidarlos en algún rincón de nuestra vida, en un espacio vacío, en alguna pared sin color. Pero es muy difícil aceptar que hemos fallado, Que nos hemos traicionado, que no quedan residuos ni migajas de lo que algún día al despertar y abrir los ojos queríamos hacer, de esos deseos invadidos de alegría, de gozo, de recompensa, de añoranza y sobre todo de sinceridad.
Esté relato nos brinda la oportunidad de conocer y comprender un poco sobre el enfoque que tenía Frida Kahlo sobre su vida, la manera en que resolvía, concebía y veía su días, los contratiempos que le sobrevenían, su manera de combatir la soledad tras tormentas que no detenían sus deseos mucho menos sus gustos. Nos muestra un poco de su interior el ángulo con el que sus ojos veían su entorno y la forma en que sus deseos se cumplían, así como los que no podía
cumplir, los días más tristes y obscuros donde ni el sol más resplandeciente y luminoso podían cubrir todos esos momentos dolorosos donde sus cuatro paredes eran su única compañía, desgarradores incidentes, dolor, sufrimiento, tristeza, decepción que invadían su alma. Pero también sabía valorar esos momentos llenos de gozo momentos donde lo único que deseaba era vivir, pintar y hacer el amor.
Y en todos esos momentos su mayor consuelo, pasión y deseo eran los de pintar, pintar y estar junto al hombre por el cual sentía un profundo y verdadero amor: Diego.
Es admirable saber que existen personas con un temple tan fuerte que ningún problema puede quitarles los deseos más profundos, saber que por muchas ganas que se tenga a veces de morir siempre hay algo más fuerte y valioso por cual vivir. No es necesario tener una vida tranquila, pero si hay que estar tranquilos por tener una vida.
Dicen que soñar no cuesta nada, pero hacerlo y colgar tus sueños en el tendedero más cercano puede costarte tu felicidad.

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